Historia

 En 1990, tras muchos años de ausencia, la Regata de Grandes Veleros, entonces llamada The Cutty Sark Tall Ships Race volvió a hacer escala en A Coruña. En la organización de tal actividad colaboraban el Ayuntamiento de la ciudad, la Autoridad Portuaria y el Real Club Náutico, cuyo Presidente –Aurelio Fernández Lage- reclutó como voluntarios a un heterogéneo grupo de jóvenes unidos por su amor a la vela y las ganas de vivir nuevas experiencias. Su papel sería actuar como oficiales de enlace entre los barcos y la ciudad, relacionándose con los miles de jóvenes de diversas nacionalidades embarcados en veleros de más de una docena de países. Fue una arriesgada apuesta de Aurelio Fernández, pues hasta entonces los oficiales de enlace solían ser militares o marinos, generalmente ya retirados.

La reunión de la flota de veleros en el puerto herculino resultó un éxito. La singular condición del puerto en el centro de la ciudad, unido al esfuerzo de todos los voluntarios participantes y la magnífica acogida del público, fueron los factores determinantes para que A Coruña acogiese nuevamente la Regata cuatro años después.

En esta ocasión los oficiales de enlace que habían destacado en la anterior edición, fueron nuevamente convocados, esta vez para asumir una mayor responsabilidad coordinando al centenar largo de jóvenes voluntarios que se sumaron a la organización, a la vez que se hacían cargo de otras responsabilidades organizativas de carácter práctico directamente relacionadas con los barcos en puerto.

Seducidos por el concepto multidisciplinar de “sail training” en que se basa la Regata y animados por el nuevo éxito organizativo de la etapa coruñesa de 1994, se plantean participar en la regata representando a La Coruña. Así, con el esfuerzo personal y económico de los tripulantes, y el apoyo de la Autoridad Portuaria de A Coruña, la entidad bancaria Caixavigo y varias firmas colaboradoras, la Regata Cutty Sark de 1996 cuenta en aguas del Mediterráneo con la participación del velero “Puerto de La Coruña”. Con estos mismos apoyos y barcos alquilados se acudió a las dos siguientes ediciones, en el Mar del Norte y Atlántico. En la primera la organización concede el premio “a la mejor tripulación novel” En 1998 se obtiene en Falmouth, de manos de la princesa Ana de Inglaterra, el premio “al mejor espíritu deportivo”

Para poder seguir navegando a lo largo de todo el año, en 1999 se decide crear una asociación sin ánimo de lucro que integre a más personas asumiendo los principios del “sail training” y mostrar la mar a los jóvenes. Surge de este modo la Asociación Cultural e Instructiva de Amigos de los Veleros “Juan de Lángara”, cuya primera acción es la adquisición en Malta -con enorme esfuerzo económico personal de todos los integrantes- de una goleta, "Le Temps Perdu". Pronto se bautizará con el nombre de Juan de Lángara. rindiendo así homenaje a D. Juan de Lángara y Huarte (1736-1806), marino coruñés, que impulsó durante la Ilustración la ciencia y el arte de la navegación a través de la astronomía y la cartografía 

Desde entonces, la Asociación ha seguido marcando como hitos sus participaciones en las Regatas de Grandes Veleros, con su goleta y en tierra, asumiendo cada vez mayores responsabilidades en la estructura organizativa. De este modo, las recaladas de la Regata en A Coruña en 2002, 2006 y 2012 no son ajenas al buen hacer de los miembros de la Asociación, bien en los puertos que visitan, bien en su trabajo como enlaces con los veleros visitantes, actividad que se extiende fuera de la Regata.

En 2006 se celebró el 50º aniversario de la Regata, repitiendo el itinerario recorrido en 1956, que incluía A Coruña. La Asociación se hace definitivamente un nombre en la Regata al ganar el “Friendship Trophy”, el premio más importante de cuantos se entregan, ya que es votado por los capitanes de los barcos participantes y premia el esfuerzo por fomentar el entendimiento y la amistad.

2012 resultó un año agridulce para la Asociación. Se recibieron varios premios de la Sail Training International, otorgados a Aurelio Fernández, presidente de la Asociación y a dos de los fundadores, Fernando Gil e Ignacio Hornes, por sus esfuerzos en la difusión de la vela, así como a la propia Asociación, por la organización del Crucero en compañía entre Cádiz y A Coruña durante la Regata de ese verano. Sin embargo, a finales de año todo quedó oscurecido con el fallecimiento de Aurelio, cabeza visible del proyecto  y mentor de muchos.

Se hicieron los ajustes necesarios, y hoy la Asociación sigue trabajando, abierta a todas las entidades y personas interesadas en navegar o colaborar en la divulgación de esta práctica y en el desarrollo de sus valores humanos y sociales.

Sail Training

 Una traducción directa del inglés nos dirá que nos referimos al entrenamiento de vela, o a la Vela de formación. Visto así, puede parecer que consiste en entrenarse en el arte y la ciencia de la navegación, practicar cómo mantener una embarcación y manejarse con habilidad, qué hay sobre la seguridad en la mar…

Sin embargo, el concepto “sail training” engloba mucho más: considera que a través de la navegación a vela y el trabajo en equipo, los jóvenes se descubren a sí mismos al enfrentarse a retos físicos y emocionales, potencian sus propias fuerzas y habilidades, aprenden a asumir responsabilidades y a enfrentarse a riesgos controlados, forjando así su propia personalidad al entender el valor de los demás, sin importar su origen social, racial o cultural.

Puede buscarse el origen de esta aventura a vela en los grandes veleros que como buques escuela mantienen marinas militares, mercantes y universidades en todo el mundo. Desde que en 1956 se efectuara la primera Regata de Grandes Veleros, promovida para concienciar a la sociedad de la necesidad de conservar estos buques y difundir su modo de trabajo como forma de mantener el legado marítimo y cultural de muchos pueblos, el “sail training” se ha ido convirtiendo en una actividad deportiva aventurera, extendida por todo el mundo y con una creciente aceptación entre los jóvenes.

El contacto surgido entre los tripulantes de los veleros participantes en la Regata de Grandes Veleros de 1990 y los jóvenes coruñeses que actuaban como enlaces entre ellos y la ciudad, el intercambio de experiencias y las posibilidades de conocimiento y desarrollo personal que contenía aquella forma de navegar fueron el germen de lo que es hoy en día la Asociación Juan de Lángara.

Juan de Lángara y Huarte (1736-1806)

 Sentó plaza como guardiamarina con 14 años, y al terminar sus estudios fue enviado por Jorge Juan a París a ampliar sus estudios de matemáticas. Navegó por España y África, e hizo varios viajes hasta Filipinas.Juan_de_Lngara_y_Huarte_peq.jpg

Mandando en 1773 la fragata Venus en viaje a Manila junto al sabio Mazarredo, planteó éste la posibilidad de determinar la longitud de un punto por la distancia de ese astro a una estrella. Como por aquel entonces había una gran pugna científica entre las naciones, experimentando nuevos descubrimientos en la mar, Lángara recibió orden de efectuarlas con la fragata Rosalía en el año 1774. Esta expedición científica serviría para poner en práctica en la mar y perfeccionarlas todas las observaciones, métodos y adelantos de la física, la astronomía y el arte de navegar. Así, durante seis meses navegó Lángara por el Atlántico, corrigiendo errores de las cartas náuticas. Embarcaron con él como ilustres auxiliares marinos de la talla de Mazarredo, Apodaca, Varela y Alvear.

La evolución histórica de la lucha por el poder en los mares entre las potencias europeas llevó a Lángara a otros destinos, participando de diversas campañas hasta alcanzar finalmente el grado de Capitán General de la Armada. Resultó Lángara un gran impulsor de la ciencia y del arte naval; fue piloto diestro, hábil maniobrista y valiente militar.

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